8.8.14

Cinco poemas de agostado amor (1).

 

Plenilunio.


La luna no trepana
la masa de nubes rugiente y oscura.
¿Duermes, amor?

Su silencio dibuja
los gélidos regazos de las sombras.
¡Duermes!

Mi ciudad invisible,
territorio del cuerpo recorrido,
sueña
amaneceres múltiples.


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