4.8.14

De ciruelas amargas.





Tras calurosas horas, cae la tarde.
Se escucha susurrar entre los árboles
la brisa vespertina desde el valle
y aparecen las sombras en las rocas.

Así es la vida, mi añorada Amante,
fugaz memoria de sonrisas plena
que mitiga las penas un momento
mas asume el retorno de lo umbrío.

Cuando la luz se apaga nada queda:
pensamientos de ti reverberantes,
sentimientos por ti languidecientes.
Cuando el amor termina todo pasa.

De ciruelas amargas eran besos
y ella ha sido el lugar de donde arribo,
un tiempo que he perdido sin esperas
y un espacio que ya no tendré más.


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