14.7.14

Ajada ciudad.


Todos los hombres y todas las ciudades están en ti,
París.
Sus almas peregrinas y sus razas proscritas.
Sus puentes como sexos que la muerte penetra,
sus bulevares como sus miserias,
sus fuentes y sus torres igual que sus pasiones.

¡Ah! ciudad luminosa con estañado cielo
no proyectas más sombras que temores,
no generas más vidas que aguaceros.
Has sido
arena y piedra y árboles y lluvia.

Ciudad menos proteica que otras urbes,
te mantienes a flote sobre un furtivo Sena
y te embalsan las aguas que te surcan acerbas
pero también, el río te detiene,
te mece cual chalana a merced de sus ritmos
dejando que pervivas con nostalgias de jueves.

Mediática ciudad que guardas el azul en los museos
con geometría inmaterial a veces.
Tú eres
arena y piedra y árboles y lluvia.

Ciudad sin paradojas diferidas,
ni oscuras ninfas ni falsas ojivas.
Todos los hombres, todas las ciudades...
(gente rota, casas rotas, pensamientos rotos)
están en ti, París.