19.6.15

Razón de las lágrimas (8).


Una tarde cualquiera,
una búsqueda leve,
un contenido anhelo
y apareces...

Entre rumor de pájaros,
confidencias y afanes,
mutuos roces, miradas...
tus gestos, mis deseos,
permanecemos juntos una tarde.

No era cualquier tarde...
era la primavera
que elimina la brisa
que dibuja la blusa
que desnuda tu cuerpo...

Mi añejo corazón
se torna encadenado
a tu aliento, tu risa o tu cabello suelto
y mantiene mi dicha
y te mantiene
largo tiempo a mi lado,
temiendo que la noche
caiga sobre tus ramas de encina y madreselva
y el adiós se presente
fugaz y presuroso
e inevitable rompa
el cristal del instante
que presupone el beso,
ese beso no dado y sin embargo cierto...

(el aire te besaba
uniendo nuestros labios
cuando te despedías).

No he conseguido verte desde entonces
pero escribo recuerdos, (no sabes que te quiero),
para hacer más llevadera la locura.

PRIMAVERA.


17.6.15

Razón de las lágrimas (7).



II

Un rumor de pasos
en la plaza vacía de la ciudad hermosa,
muerta de noche y de suspiros,
de propia complacencia y nostalgias ajenas,
será la bruma leve de un invierno sombrío,
el sonido del viento recorriendo arquitrabes
como órganos de piedra de ritmos palaciegos,
...una brisa marina,
que envuelve los recuerdos de la muchacha amada
y roza la soledad (o el desencuentro)
con besos descarnados que preludian
angustias no queridas.

LA MUERTE Y LA DONCELLA.


15.6.15

Razón de las lágrimas (6).




Dos poemas venecianos.

I

Viaje por la noche a través de la lluvia
por canales ruidosos
y palacios antiguos que emergen de la bruma,
bajo puentes de piedra y luces mortecinas
las calles intrincadas
conducen a la plaza silenciosa, tranquila.
El rumor de las olas,
una brisa vecina que acaricia el anhelo...
a tantas millas de ti,
imagino un momento en esta noche hermosa
besar tus dulces labios
embriagado de gozo y con dolor intenso.

LA CIUDAD Y LA LLUVIA.