29.7.15

La transparencia súbita (y 10).


Después de un desamor que, loco, arranca
el corazón del pecho desgarrado,
ningún recuerdo cura el desconsuelo,
ningún refugio sirve a la esperanza.

Encantamiento roto a mi pesar,
nostalgias son y llanto desbocado.

OTOÑO.


La transparencia súbita (9).


Llegó el atardecer
y me cediste
melancolías,

ligeros roces
de hermosos ojos,
eco cercano al agua,

loco deseo
de ti, que amarillea
leve el crepúsculo

y azul anaranjado,
como mi alma,
deviene el cielo.

Tan lejano pervive
tu escaso amor,
parece ensueño...

¿Por qué siempre te escribo,
abandonado,
una canción de otoño?

Suaviza mi dolor
y enséñame a olvidar
a la que no se olvida.

LA HORA BAJA.
(Recuerdos de un marzo lejano).



La transparencia súbita (8).


 “Si hay dolor, que sea sólo lluvia...”
W Faulkner.

Dejad que tenga un día de tristeza
repasando las cajas de recuerdos de amores periféricos
esperando la entrada del invierno,
la primera memoria que mis ojos anegan
con llantos de nostalgias que arrastren mi destino
al escuchar conciertos del solsticio.

Arrancar de su seno
                                     una mirada,
                                     una palabra,
                                     una caricia, un beso...
me exige
                  desgarros poderosos de pureza,
                  jirones de dolor de lejanías,
                  corazón tolerante
                                                    con mis melancolías compasivo.

Aprehendido de penas
(ella es música y luna y lluvia y rosa nueva)
dejad que esté muy triste
tras sus muros de piedra inacabada y gris,
dejad que esté tan triste
aunque me concediese
                                            una dulce boca no olvidada por besar.

SOLSTICIO.


La transparencia súbita (7).


Cuando todo está escrito,
                                                tu silencio
recorre las entrañas de mis noches
y colma mi deseo,
                                  tu mirada,
confianza de lluvia y de ternura,
alimenta mis lágrimas,
                                         tus manos,
ateridas de nubes,
                                  turbación
de tus huellas si me rozan apenas.

Soportando tristezas día a día
que prometen robadas esperanzas
de tu exilio,
                      confiaré que me dejes,
cuando todo esté escrito...
                                                   tu cariño.

UNA TARDE.



La transparencia súbita (6).



“...Cualquier palabra que dices-
agradeces
la perdición.” P. Celan.

“...de todo, lo más triste
son las canciones oídas al final.” J. E. Cirlot.

Los viernes son los días que espero tus llamadas...
escuchar tus palabras prisioneras del tiempo:
tus dudas me relatas,
invado
              tu púdica inocencia
y aparecen a ráfagas tus risas,
melodía y candor
en esta hora
en la que en la ciudad
                                          hay dádivas de lluvia.
Los viernes son los días que viene tu recuerdo...
dulces luces azules
que cierran la nostalgia
como el cielo tormentoso de mayo:
es tan lenta, al abrirse, la rosa,
tan frágil
como instantes de silencios y espigas
mientras te recupero...
Exilado en territorios tristes del olvido,
añorante de pliegues de ternura,
superviviente de tu desamor:
cuando acabe la música
de tus blues palpitantes
basta que te despidas con un beso.

WHEN THE MUSIC'S OVER.


La transparencia súbita (5).

 

 “Ne sachant qu’inventer pour t’offrir mes ennuis...”
Jules Laforgue.

Visión maravillosa y añorada,
cuadro de exposición itinerante,
la figura barroca de un arcángel
reencarnación fugaz de tu presencia.

Si se desnuda el ángel, transparente
su éxtasis perdura y aparece,
andrógina de senos cristalinos,
encendida pasión atormentante.

Gozo de estremecido cuello impúber,
sensualidad de labios entreabiertos
casi más turbadora que tus ojos,
-ya seas un íncubo o un súcubo-

ven tú, mi Uriel, mi arcángel del deseo,
fuego de dios, te espero cada noche
de mi oferente cuerpo tan lejana
como tu especular reflejo amado.

COMBATE DEL HASTÍO.



La transparencia súbita (4).


Coincidencia de azares semafóricos,
paquete de ciclomotor ceñido de amistosa cintura,
has girado tu cara,
                                   tus cabellos han dibujado el viento,
y tu risa feliz y tu preciada mano
hasta siempre me han dicho con un beso.

Se rasga el corazón,
borrador de poema de pésima factura,
y transportado,
mi júbilo desaparece tras la curva.

DISTANCIA.



La transparencia súbita (3).


Como flor de las jaras, tu piel tersa y suave.
Tus ojos, como flor de lavanda en la montaña.
Tu deseado cuerpo…

Cuando me lo pidas recorreré tus valles.
Mis ardorosas manos dibujarán caricia
que estremezcan tus senos...

El viento mecerá con amor tus cabellos
y quedaran desnudos tus hombros de doncella
para que los traspase el roce y el anhelo...

Abrazo tu cintura y te cojo en mis brazos.
Me das el corazón que forman tus caderas.
Te poseeré en silencio...

No se destruye nada, pon tus labios sin miedo.
Seguirá tu pureza cuando entregues tu boca
y recibas mis besos.

LA CANCIÓN DEL DESEO.



La transparencia súbita (2).


Luna llena que vences -luz azul-
las poderosas nubes de la noche
despejando los cielos para ver
luminosos reflejos de los ángeles.

Arco iris fugaz y transparente
preludio de esperanzas vespertinas,
final de lluvias, cima de tristezas
que condensa el color que porta el aire.

Somnoliento, en tiempos de amargura…
creía estar hablando de sus ojos.

SUEÑOS.



La transparencia súbita (1).


Hoy he visto a mi amor
apenas un instante,
gozosa, relajada...

gacela saltarina y feliz
encuéntrate conmigo y recolecta
los frutos de mi cuerpo,
que esperan con deleite
las dulces caricias de tus labios.

OTOÑO.
(Cantar de cantares).