12.8.15

Ojos sin hojas (y 8).

 

VIII
 
Quiéreme más cuando la luna acabe
Una noche que tengo ya soñada.
Insatisfecho quede mi recuerdo,
Entristecida vuelvas tu mirada.
Rechinarás los dientes de locura
E inflamarás de pena toda calma.
Me pedirás que permanezca y sólo
Escucharás silencios sin palabras.

Me añorarás azul tras de tus ojos,
A raudales desgranarán las lágrimas.
Renuncia de la muerte sin tu vida,
Inútil mar que acarició tu playa.
Ámame amor de la forma que puedas...
Ningún amor devolverá mi alma.

OSCURO ADIÓS


Ojos sin hojas (7).


VII

Ahora,
piensas que todo empieza, pero la vida sigue.
¿Qué árboles conservan unos nombres grabados?

Creerás que todo dura, mas la distancia abrasa.
¿Qué corazón herido no ha dejado tu boca?

Amiga,
serás mañana sólo
suma de mis recuerdos.


Ojos sin hojas (6).


VI

La soledad era esto:
un abrazo roto y silencioso,
un memento fugaz con campanadas,
un despertar con vals
y acabar cada tarde con el alma vacía
cuando aún no han vencido los crepúsculos
y la bruma nocturna recorre los paseos.

Se encoge el corazón
ajado por unas manos frías
y se refugia
                     en los acantilados que erosionan tus ojos
marchito como el mirto que no riegan las lágrimas.

Las guirnaldas de fresas
demandan unos labios añorantes
y todo ya se envuelve
en ese manto azul que tu piedad concede.


Ojos sin hojas (5).


V

Macizo de cuarcitas descarnadas
que los fríos desgarran y los vientos asolan,
con la piel tatuada por el liquen
testigo mudo de agonías pretéritas,

cuando vuelvo,
escondes el secreto
de caricias ajadas, de suaves negativas
con destinos sombríos.

Una tarde de marzo más triste todavía
guárdame en tus entrañas
las pequeñas lagunas que rebosan mis ojos.


Ojos sin hojas (4).


IV

Amiga,
¡no!

Permite que el silencio
saje
esa oscura memoria de aquel tiempo que tu cintura atrapa
y traspase
la herida piel de fracasados besos,
los límpidos diamantes de las lágrimas.

Ya no importa...

El bálsamo
envuelve este dolor
que, trémulas, tus lunas me toleran
y solitario
de tus manos se evade mi deseo.

OLVIDO.

Ojos sin hojas (3).


III

Tal cual las hojas muertas
tiene tu amor contados ya los días,
como las lágrimas
no dura más que apenas el rocío.

Piel de plata tus senos,
yo naufragué en tus muslos
y tu cuello es, amor, mi lejanía.
Si no puedes amarme, ¿qué me queda?

La memoria
es una vieja caja de zapatos
en donde uno guarda sus mentiras.

Con los pies en el agua
me abandono a mí mismo
porque no tengo a nadie que nunca me abandone,
pero el mar no es un lecho
donde tenderse a solas...

Miro la noche negra, sólo negra,
cuando el vacío arrasa la esperanza
y siento tu noche negra en donde,
pequeña luna lánguida y desnuda,
lo único seguro son tus ojos.

NAUFRAGIO.


Ojos sin hojas (2).


II

Como la luz caduca de las tardes
se esconde el corazón bajo la niebla
que acaricia colinas,
                                         que predice
de grises valles lágrimas,
recuerdos tristes sin adiós heridos
y escarchas como niños con los juguetes rotos.

Tras mi último otoño no quedan primaveras:
perdidos los membrillos...
                                                ¿no volverán los pájaros?
Ahora
              nada tengo a lo que regresar


Ojos sin hojas (1).


I
“La siempre dulce amiga...” D. Thomas.

Ámame amor, y esculpe con tus labios
Melancolías de dormido anhelo,
Agonías que enturbien las miradas,
Miradas que seducen agonías
En los cuerpos surcados por la noche.

Maïakosvky lo escribe con su vida.
Ámame amor, con mi nombre en tu vientre
Recorre con caricias mi ternura
Inalterada y húmeda soñada.
Ávido abrazo de tus ojos, dame
Miradas que seduzcan agonías.