26.8.15

Que lo nunca eres tú (y 10).


Escribir un poema es tan difícil
como clavar puñales a la vida,
tan inútil como cualquier derrota
y más hiriente que la lejanía.

Doloroso como una madrugada
atesorar lo interrumpido y femenino en su esencia
y no creer en él
hasta que el último verso,
herido
            quede de muerte.


FINAL.


Que lo nunca eres tú (9).


La eternidad no era una mañana...
mi amor,
hoja de sauce ajada
empapada del rocío que cae.
Tan larga espera
                                marchitará la rosa
mientras el aire puebla
                                          de música de blues el alma mía
herida ya en sedal al conocerte.

Van pasando las horas esta noche
con la cadencia en que se apagan las ventanas,
vencida por el sueño tu memoria
el corazón reprime los sollozos
y se pliega en el párpado la lágrima.

Después de que amanece
la luna llena sigue vigilando...

La vida es acostumbrarse
a que la amada deje de quererte
y a esa ausencia perenne que constituye el tiempo.


BAJADA A LOS SILENCIOS.


Que lo nunca eres tú (8).


Largo temor - dolor - de muerte
recorre sinuoso cada noche mi sueño,
perdido tu cariño, del que no seré dueño,
abandonado estoy, por ti, a mi suerte.

Deseada esperanza que palpite a lo lejos
no dibujan las tardes cuando pasan de largo.
Devuélveme en silencio -¡cuán inútil encargo!-
tu doliente sonrisa recortada en espejos.

Golpea la tristeza con relámpago fuerte
Y el alma de tu amor me frunce el ceño.
De inmensa soledad, plagio pequeño,
largo dolor... temor de muerte.


OLVIDO.


Que lo nunca eres tú (7).


Dulce como la lluvia
erosionas
mi frío corazón
que adolece de lunas
y semeja
la espesa soledad del aire
cuando rompe el silencio
de los días vacíos.

Salvo para ti,
la vida y el amor
no resultan sencillos.

(Escrito el día en que comienzan a crecer las tardes...)



Que lo nunca eres tú (6).


Van pasando los años, mis quimeras
desvanecen su esencia como ondas
de láminas de agua donde roza
tanto fulgor de lágrimas serenas.

Y, sin embargo,
contento estoy de haberte conocido.

Reconocías siempre mis anhelos,
mi alma siempre sola, no se ampara
mi bagaje de penas, mi mirada
suplicante delata el desconsuelo.

Y, sin embargo,
contento estoy de haberte conocido.

En noviembre ¿mis jazmines afloren?
Difícil fructifique mi semilla
en áridos terrenos de caricias
negadas tantas veces en las noches.

Y, sin embargo,
contento estoy de haberte conocido.

Escondes las entrañas y no entiendes
llamadas generosas de cariño,
mas tus ojos se tornan comprensivos:
sólo es piedad lo que fugaz ofreces.

No obstante, amiga,
contento estoy de haberte acompañado.

Necesito esperanzas de luna
para seguir viviendo en ti de hinojos,
tus colinas tras muros poderosos
escalaré buscando tu ternura.

Y, sin embargo,
contento estoy de haberte conocido.

Solitarios, recorriendo las calles,
los abrazos no dados pero libres
adelgazan sentidos verosímiles:
la certeza que no puedes amarme.

Y, sin embargo,
contento estoy de haberte conocido.

Soñaría, cuando llegue el ocaso,
solo gozar tan leve cuerpo impúber
coronado de rosas o de nubes
que esconden doloroso mi fracaso.

No obstante, amiga...
contento estoy de haberte conocido.


SALMODIA DEL GOZO.


Que lo nunca eres tú (5).


“Que jo no sigui més com un ocell tot sol...”

Carles Riba.

Cuando tú sólo seas
                                       rumor de aguas,
las huellas de tus pasos
dibujarán espinas en mis playas
y sangraré al besar tus azucenas.

Cuando tú sólo seas
                                        rumor de ángeles,
recordaré tu limpia desnudez
tras los vidrios opacos del deseo,
... tus pequeñas colinas que acompañan la aurora.

Cuando tú sólo seas
                                       rumor de lágrimas,
vestirá mi añoranza ropajes amarillos
bebiendo jubilosa el vino del olvido
recogido en el cauce que conforma tu vientre.

Cuando tú sólo seas
                                        rumor de estrellas,
indiferente y orgullosa
me dejarás tu despedida suave
el día en que comienzan a decrecer las tardes.

Ensueños imposibles...

Cuando tú nunca seas,
                                              (como quise), mi amada...
seguiré como un pájaro completamente solo:
Tu cuerpo era el lugar
donde puede curvarse la tristeza.


ANIVERSARIO.


Que lo nunca eres tú (4).


Azul es el prenombre de mi ángel,
azul epifanía de tu encanto,
azul resulta el tiempo del recuerdo,
azul será mi amor,
                                    azul mi pena,
azules se me evaden tus noticias,
azul, no la memoria,
                                        sí el olvido fugaz de aquellos días,
la muerte será azul cualquier momento...

Tu faz azul, tersura acariciada,
temblor de poros
alrededor de turbadores labios,
arrebato de vórtices
y la cima sin fin de tus colinas,
leve lamento débil,
montaña azul inaccesible
tu musgo sumergido,
azul el lado oscuro de tu cuerpo,
acantilado de mi desamor abatido de mares,
oquedades azules y pliegues de ternura
tu valle azul prohibido,
desfiladero donde se detienen mis ensueños.

Húmedos ojos de lluvia desgastados,
el deseo se bate en retirada
a cuarteles de invierno de tristezas.

Castaños florecidos pueblan tu corazón y tu añoranza,
yo pertenezco a ajenas latitudes,
a ajenas energías y épocas ajenas.

Tu dicha no precisa mi dolor ni mis versos,
mi prescindible amor no resulta oportuno
y lo has encaminado
por divergentes sendas de doble dirección obligatoria.

Azul deviene el daño
y el otoño azul se manifiesta por la niebla.


LUNA AZUL.


Que lo nunca eres tú (3).


“Buscas lo más difícil...”
J. A. Goytisolo.

Tu ausencia me ha traído la lluvia al corazón,
desbordando mi pecho, he derramado lágrimas...

¿Se estremece el planeta cuando acercas tu mano?
¿No sientes el destello si mi mente acaricia
anhelante tu cuerpo de arcillas y cuarcitas?

... alimentan mi pena tus secas negativas,
no mantengo esperanzas de que un día me quieras,
escrito en tu mirada lo traducen tus ojos.

He buscado, cual Fausto, vender mi pobre alma
a cambio de tenerte, mi dulce Margarita,
y por tu indiferencia ya siento el desamparo,
la soledad vacía de un patético Unrat
que todo lo daría por tus cabellos de oro.
-La muerte es un maestro venido de Alemania-.

Ya todas mis batallas están siendo perdidas
es hora pues, mi amor, de deponer las armas.

Si no deseas amarme, para nada he servido...
Pero sí sé sentarme a escribir un poema.


"DER BLAUE ENGEL".


Que lo nunca eres tú (2).


(In memoriam R. Char).

Se adivina en los campos noticias del otoño,
algunas flores lilas junto a las zarzamoras,
la tristeza serena del pequeño avellano,
un paseo entre la hierbabuena,
un columpio vacío
balanceo menudo de brisa vespertina,
aleteo nervioso de las vides,
mariposas verdosas encalmadas
que trepan por los muros como sombras,
el desierto cruel de tus abrazos
y el oeste perdido a nuestra espalda...

Desnudo en la piscina, esperando
que el ángel de la noche acaricie los sexos
y la luna decline la cómoda locura,
tocado por la nada,
esa tumba que evocan las manzanas caídas,
fuera de los recuerdos,
ese temblor del aire que erosiona la nieve,
solamente es la vida la que mata
mas,
         no cercena esta muerte la memoria amorosa.


POEMA.


Que lo nunca eres tú (1).


(In memoriam P. Celan).



Ya rompen infinitas tus ausencias
los mágicos silencios de mis tardes.
Necesito tenerte cuando ardes
como acero que cure mis dolencias
cauterizando estériles heridas,
rechazo tras rechazo producidas.

Ahora que más meses nos separan,
(cada verso es un año de distancia
o una lágrima que aleja nuestra infancia),
tus escasas ternuras no reparan
mi añejo corazón encadenado
a ti,
         partido como vieja madera...
amor por amistad me has canjeado.

Cuán inútil resultará la espera
otro año más... aumentará mi pena
sabiéndote perdida,
                                     ¡cómo siento
que no atraviese mi ciudad el Sena
para arrojar en él mi desaliento!


LA COBARDÍA DEL CÁNTARO VACÍO.