29.3.17

El tamaño sí importa.


        Es costumbre en algunos campos científicos-técnicos, calcular el tamaño de cuerpos ‘sensiblemente’ troncocónicos mediante la determinación de su sección circular media (como teórica base) y de su longitud (como altura), tras su asimilación a un sólido cilíndrico.


Las medidas representativas, más fácil y directamente obtenibles y cuanto más cilíndrico mejor, serían pues la longitud y, en su punto medio, el perímetro correspondiente a la circunferencia de esa sección media.
Esos pares de valores C/L definidos, se suelen utilizar para caracterizar los diferentes y diversos ejemplares de tamaños estudiados de una población e incluso para denominar de forma específica, en función de dichos pares, todos los tipos que se presenten.
Verbigracia los siguientes:
 

En esta serie ordenada, cada cual podrá identificar, según su tamaño, la tipología que crea corresponderle.
Y también, en función del rango de la serie, quedaría establecido su valor mediano, 40/140, que serviría de referencia (sobre todo denominándose como se denomina).

***
Pero estamos hablando de habanosaunque alguno hubiese mal pensado alguna otra cosa.
        Es cada vez más inquietante como la RAE, esa sacrosanta casa, va obligando a aceptar como significado de muchos términos, no su definición científica ni histórica, sino la que democráticamente los usuarios se supone que imponen. Prevalecen así las acepciones más 'votadas', aunque en algunos casos incluso podrían tildarse de erróneas. Estamos a un paso de regirnos por el principio de Humpty Dumpty’.
Héteme aquí que cuando apreciábamos alguna cosa organolépticamente mediante la simple aplicación de los sentidos, su apariencia, su aspecto, su carácter empírico, esa primera impresión que nos produce su contemplación, solía denominarse ‘vitola’ y así figuraba en el DRAE.
Pues bien, para la mayoría de los castellanohablantes ese término se relaciona sólo con la industria tabaquera. Y además incorrectamente confundiéndolo con la anilla de los cigarros puros, la anilla de papel con el emblema de la marca. Claro, pero es que los académicos, que no son fumadores de puros profesionales, esa particular acepción vulgar la aceptan sin discusión ni crítica.
En todo caso y para ese término, en relación con el mundo del tabaco, únicamente debería admitirse la acepción que particulariza el significado general antes visto. Siendo, como es y como debe ser, la vitola cada uno de los diferentes modelos de cigarro puro habano según su longitud, grosor y configuración. Históricamente ha sido la traza o aspecto exterior del cigarro. Sus especificaciones en la fábrica: su grosor o cepo, su longitud, en definitiva, su formato. Independientemente de la marca o el nombre comercial, eso y no otra cosa es y fue la vitola. Además, la combinación entre grosor y longitud, C/L, se denomina con propiedad ‘vitola de galera’. Y sus principales valores son los de los tipos que, en el apartado anterior, hemos reflejado en relación detallada de nombres que utilizan los tabaqueros para cada formato de habanos.

Por algo lo explica el son:
Es en Cuba el tabaquero/uno de los artesanos/que, teniendo buenas manos,/gana bastante dinero./Con semblante placentero/se va a trabajar muy taco,/suelta la leva o el saco/y sentándose en la mesa/mira si es fina o es gruesa /la vitola… del tabaco.


¡Naturalmente que el tamaño importa!

*
Desde este infierno (todo paraíso es perdido) decimos como Mark Twain:
"Si no puedo fumar cigarros puros habanos en el Paraíso, no iré".




1 comentario: